Hace tiempo que quería hablar del
proyecto de mi amigo Yáñez en Torre Pacheco y ahora que he vuelto a retomar mi
vena escritora le voy a dar un poco de “publicidad”. Se dice que en las crisis
sale beneficiado el que antes se adapta a ellas; además, en nuestro caso creo
que va a tener que ir implícito un cambio de valores. Esto es lo que va a
intentar Paco en Torre Pacheco con su querido club. El “Presi” le ha dado
plenos poderes para intentar su proyecto. Nicolás siempre ha confiado en la labor
de Paco y creo que el resultado ha sido más que satisfactorio a nivel de
resultados deportivos, aunque siguen teniendo el lunar de la formación de
jugadores. Doy fe de ello, porque en algún momento he ayudado en el proyecto y
se ha intentado de muchas maneras, pero no se ha conseguido una continuidad en
las escuelas. En esta época hay que evaluar muchas opciones, el éxito del
deporte rey, la crisis económica, la poca repercusión y facilidades que se daban,
etc.
Yáñez en un intento de dar la
vuelta a las cosas, ya me envió hace algunos meses un borrador sobre el que iba
a trabajar y al que le había dado muchas vueltas.
El quería (y quiere) que el
jugador tenga la opción de entrenar muchos días (jugar, que a algunos
entrenadores se les olvida que esto es un juego) y que, en edades tempranas,
que sea muy lúdico. A todos nos ha pasado que han faltado jugadores y hemos
tenido (si hemos sido coherentes) que entrenar con 5, 4 e incluso menos
jugadores, así que no le resultará extraño a mi amigo Paco entrenar con esos
esa cantidad de jugadores. Quiere que el jugador tenga opciones para poder ir a
entrenar cuando pueda/quiera, aunque eso conlleve “desperdigar” a los
asistentes y trabajar con menos chicos cada día. Es una forma distinta de hacer
las cosas y ya veremos si le sale bien o no; yo estaré cerca por si alguna vez
necesita ayuda y puedo dársela.
También he visto “entrenadores”
que, cuando hay pocos jugadores, precisamente lo que hace es echarles la bronca
a los que sí han ido y para rematarlo anulan el entrenamiento o les dejan
jugando un 2c2 y se van a casita tranquilamente. Paco no es de ese estilo, él
quiere aprovechar para que, cuando haya poca gente, que al final generalmente
siempre son los mismos, pueda trabajar sobre todo técnica individual, tiro y
1c1. Casualmente son cosas de las que después nos quejamos muchos entrenadores
cuando estamos en senior, que si no tenemos jugadores que desborden, que si no
saben utilizar la mano débil, que si no meten, etc. ¿Cuántas horas “muertas”
han tenido esos jugadores y no se han aprovechado para mejorarlos?
Creo que muchas veces se nos
olvida que la actividad de entrenador (que NO es un TRABAJO) en nuestras
categorías debe ser de vocación absoluta, es decir, debe priorizar la enseñanza
sobre la remuneración. Es más, no será la primera vez que hemos entrenado y no
hemos percibido compensación ninguna y que nos ha costado dinero (gasolina,
mantenimiento del vehículo, etc). La época de vacas gordas en la que uno podía
entrenar un par de días a la semana y además salirle muy rentable se han
acabado (en la inmensa mayoría de los sitios), ahora se empezarán a ver las
vocaciones reales.
Con esto quiero decir que cuando
se tienen 2 jugadores se entrenan a 2, es más, se les pueden mejorar conceptos para
los que normalmente no tienes ni el tiempo ni la posibilidad de prestarles
dedicación individualizada, y si tienes 3 lo mismo y así hasta que se puedan
hacer más cosas. Lo primero es tener claras las carencias que tiene cada
jugador y cuáles son sus virtudes, y de esta forma puedes pulir un poco sus
defectos y potenciar sus virtudes. Es más, si realmente nos gusta este deporte
seguro que se nos ha ocurrido un determinado ejercicio para algún jugador en
concreto, y esas cosas hay que tenerlas apuntadas porque es en estos momentos
cuando puedes dedicarle ese tiempo que normalmente no tienes.
Además se da una casualidad muy
curiosa, cuando faltan muchos jugadores suele ser en épocas de exámenes,
retransmisiones deportivas, etc. y a los que vienen también les gustan otros
deportes y también tienen que estudiar, pero se reparten mejor el tiempo o lo
priorizan sobre otras cosas.
También es verdad que estos
jugadores casi nunca (gracias a Dios hay excepciones) son los más habilidosos y
sea por la razón que sea ellos no fallan. La mayoría de los clubes premian esa
dedicación sentándoles en el banquillo, porque sencillamente son peores que los
otros, y después con el paso a senior pagamos las consecuencias de esta forma
de hacer las cosas. Los que faltaban por estudiar y por ver el fútbol en
categorías base, en senior lo hacen por el trabajo, los estudios, la novia y
muchas más cosas. El resultado es que algunos se dejan la actividad porque no
pueden con todo y entonces miramos atrás y echamos mano de esos jugadores que
no han fallado nunca y están dispuestos a hacer lo que sea por seguir
practicando el deporte que les apasiona.
Cuando sucede esto he tenido que
escuchar alguna vez comentarios como: “qué lástima que Fulanito no mire el
aro”, “que no sepa pasar”, “que le falte mano izquierda”, etc. No somos
conscientes de que hemos dedicado nuestro tiempo de entrenador a jugadores que
se lo merecían por sus condiciones físico-técnicas, pero que no se lo merecían
por su dedicación y esfuerzo. ¿Dónde están después todas las horas que le hemos
dedicado a manejar la mano izquierda a ese jugador que faltaba mucho y era muy
bueno? Levantando cervezas viendo el fútbol. Ojo, no digo que sea malo, pero no
nos podemos quejar que después los jugadores lleguen con malos fundamentos y/o
con unos valores cuanto menos cuestionables (por lo menos en lo que nos afecta
más directamente a los entrenadores).
Hay un dicho en mi tierra que
dice que “a capar se aprende capando” y es una verdad universal, nadie nace
enseñado y nadie domina un movimiento si no lo ha hecho antes 100.000 veces.
Creo que habría que replantearse los “premios” y “castigos” que le estamos
dando a los jugadores, así como también habría que fomentar los valores que
queremos tener después en el equipo senior y dejar de llorar por la mala suerte
que tenemos en la actualidad con los jugadores. Tenemos lo que tenemos y los
jugadores ahora son muchísimo mejores de lo que eran en mi época, pero hay que
hacerse otra pregunta, ¿están los entrenadores preparados para estas
generaciones? ¿Para conocer sus inquietudes, sus objetivos, sus
motivaciones.... o lo fácil es quejarse y decir que ya no hay jugadores como
antes....?
Pues yo digo que menos mal que no
hay jugadores como antes, ahora los jugadores son potencialmente mucho mejores
y más nos vale como entrenadores que nos adaptemos a las nuevas “normas del
juego”. Ahora el jugador quiere divertirse (como antes), pero la diferencia es
que antes había fútbol, baloncesto y...... poco, poco más. Ahora está la XBOX,
Internet, whatsapp, mil deportes y actividades de refuerzo. Ahora hay que
esforzarse en que el jugador aprenda divirtiéndose y eso es algo que a algunos
entrenadores se nos escapa.
A mí me gusta hacer comparaciones
con otros deportes y actividades, hay una que para este caso viene que ni pintado.
Un día entrevistando a un piloto
de motos le preguntaron que qué le parecía el modelo nuevo de una determinada
marca puesto que esa moto tenía fama de ingobernable y problemática. La
respuesta fue fácil y rápida: “dame una moto rápida y ya me encargaré yo de
sacarle partido como sea, aunque después de cada carrera tenga que acostarme 2 ó
3 horas porque me ha reventado”
Creo que hay pocas cosas que
reflejen mejor el sentimiento que quiero transmitir. Dame un jugador con
potencial y ya intentaré yo sacarle el mejor partido posible. El problema es lo
que consideramos jugador bueno, ¿al que su genética física le da un plus sobre
el resto o al que su genética de dedicación y trabajo le da una superación año
tras año?
Entrenar al jugador que es un
privilegiado físico y a quien, además, su ética de trabajo le permite mejorar
continuamente, es algo que hay que disfrutarlo, porque tenerlo claro, os va a
durar muy muy poquito en vuestro equipo.
La sociedad española va a tener
que cambiar a marchas forzadas en los próximos años y eso se va a reflejar en
todo y el baloncesto no va a ser una excepción.